Como homenaje quiero publicar un artículo que escribí para la revista del cerro de San Albín, en el que cuento un poco sobre este ganadero que forma parte del podium de honor de mi memoria taurina.
D. Fernando Palha delante de uno de sus toros
Fernando Palha … “y el corazón de veneno.”
Conocer a D. Fernando Pereira Palha y visitar su ganadería, ha sido una de las
experiencias que siempre recordaré en mi memoria taurina. Es D. Fernando un ganadero
de los que marcan impresión por su educación y sus modales, que lejos de marcar
distancia, te hacen sentirte como en casa desde el primer momento. Consciente de la
historia de su apellido, D. Fernando porta con orgullo y responsabilidad el apellido
Palha.
Son pocos los ganaderos que fieles a la historia y el apellido de su familia han luchado
por mantener la herencia que recibieron. Cuenta D. Fernando que su primer recuerdo
taurino cuando tenía apenas unos años de edad era de un toro berrendo en jabonero, y
esa impronta debió dejarle un recuerdo imborrable que floreció después como pasión
irreductible por aquellos Palhas que recibieron la misiva de “Terror, horror, furor”. Fue
esta pasión la que le hizo tratar de recuperar aquellas vacas miureñas, pero sobre todo
duquesas, como las llamaban en casa.
Algunas de las madres que denotan su origen.
A partir de una vaca de nombre Chinarra, la última duquesa, una vaca berrenda en
negro, que salvó del matadero su cuñado Ribeiro Telles y de la que recuperó sus crías,
nació el germen de la ganadería. Tras buscar los restos vazqueños a lo largo de Portugal
(Victorino Froes, Cabral Asçensao, Carmo …) consiguió, con mucha afición y
dedicación, recuperar una ganadería, que es un auténtico tesoro genético
Vaca berrenda en negro de hechuras similares a Chinarra
Visitar las vacas de D. Fernando debe ser muy similar a lo que en su día fue visitar la
del propio Duque de Veragua, pues se dan casi todos los pelos de los que se hablan en el
Cossío, la variedad de berrendos es increíble, desde el berrendo en negro, al berrendo
en colorado, pasando por el berrendo en jabonero, castaño, melocotón o perlino, este
último excepcional. Además de coloradas, negras, castañas, ensabanadas y salpicadas
entre otras.
multicolor la vacada
Es D. Fernando un ganadero fiel a un tipo de toro, con un concepto ganadero a
contracorriente de la fiesta actual. Un toro bravo, duro de patas, encastado y que vende cara su vida. No le importan los kilos, ni el tamaño, ni la longitud de las astas, aunque
son animales de talla y bella lámina. A él le preocupa que sean bravos, que quieran
pelea, que lleven al público la angustia para que nadie piense que puede hacer lo que
está haciendo el que se pone delante de ellos. Para él el concepto de nobleza dentro del
vocabulario queda reservado a las personas y por ello piensa que cuando se habla de un
toro noble, es porque está desembocando en mansedumbre. Que sus toros sean
considerados como complicados no aflige al ganadero, antes bien le llena de orgullo,
porque debe ser el toro el que mande en la plaza.
Algunos toros recuperados del concurso de recortes de Zaragora y que ahora se encuentran padreando
Al preguntarle sobre su diversidad de orígenes y la dificultad para encontrar una
homogeneidad en sus animales, D. Fernando Palha se muestra tajante, sus palabras lo
indican sin duda alguna “no quiero un toro homogéneo, los toros y la fiesta deben ser
variados, los toros deben ser bravos, pero no todos igual, porque hoy, como todos los
toros son iguales, los toreros también lo son”.
No hace demasiado, tuvo que volver a comprar todo el ganado al disolverse la sociedad
que era propietaria de la ganadería, lo que supuso asumir de su patrimonio otra nueva
salvación.
Parece que este año, D. Fernando podría cumplir su sueño de ver lidiar sus animales en
la Plaza de toros de Las Ventas. Dios quiera que así sea y podamos volver a ver unos
toros que hace más de 70 años que no han pisado el albero de la Plaza de la calle de
Alcalá
Permítaseme terminar reconociendo la afición y la ilusión de un ganadero enamorado de
sus toros, que mira sus animales con los ojos brillantes. Como prueba de ello quiero
compartir con Uds. las palabras que intercambiamos mientras contemplábamos un lote
de vacas, al comentarle que se le llenaban los ojos de colores, él sentenció ”y el corazón
de veneno.”
Nos dejo Don Fernando Palha, pero su ejemplo ganadero y de gran persona nos quedará para siempre. No pudo ver lidiar sus toros multicolores en la Plaza de Toros de Las Ventas, pero estoy seguro que en el cielo gandero le tienen reservado un palco de honor .
Descanse en paz...
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